Agricultura ecológica y regenerativa, ¿una contradicción?

Uno de los elementos más importantes en los debates internacionales sobre la agricultura regenerativa son los sistemas de siembra directa. Por ejemplo, un rodal de centeno se voltea al final de la floración y la soja se siembra con una sembradora sin labranza sin más tratamiento; un enfoque fascinante. Sin embargo, este sistema sólo puede funcionar si hay suficiente calor y agua en varios eslabones de rotación. Si estos faltan, sólo las vacas pueden hacer que el sistema vuelva a funcionar, por ejemplo, pastoreando cultivos intermedios. Así lo demuestran muchos pioneros de la agricultura regenerativa. Teniendo en cuenta el problema de las malas hierbas en muchos lugares, no es factible prescindir completamente del cultivo del suelo durante un periodo de tiempo prolongado en la agricultura ecológica. También aquí chocan distintas consideraciones del sistema. Sin embargo, está claro que un abandono total de la labranza, o incluso una restricción a una variante muy superficial, podría contribuir a la acumulación de humus, si esta es la medida de todas las cosas. Sin embargo, el alcance es controvertido entre los científicos. Mientras que algunos investigadores sólo han encontrado una redistribución del humus de abajo hacia arriba para la misma cantidad total, un grupo internacional de investigadores encontró más raíces en las granjas de siembra directa en comparación con las granjas convencionales normales. Sin embargo, la masa radicular era aún mayor en las explotaciones ecológicas. Las raíces son la fuente más importante de acumulación de humus.

En el ámbito de la fertilización, los enfoques que se siguen en los métodos regenerativos van desde el abastecimiento completamente autosuficiente del lugar hasta el uso de cantidades muy grandes de fertilizantes comprados. La base para la compra de fertilizantes suele ser el análisis de suelos de Kinsey, que se basa en los trabajos de los investigadores estadounidenses Bear y Albrecht de los años 30 y 40. El objetivo es que los principales nutrientes, calcio, magnesio, potasio y sodio, estén en una proporción ideal en el suelo. La fertilización debería crear esta proporción ideal. En Estados Unidos, muchos proyectos de investigación se han ocupado de este enfoque desde los años 30. Sin embargo, todavía no se ha encontrado ninguna prueba experimental de que, en condiciones normales de suelo, sea posible un aumento significativo del rendimiento mediante el equilibrio de las proporciones de nutrientes. Sólo en el caso de los excesos extremos de magnesio entró en juego el antagonismo con el calcio y el potasio en la captación de nutrientes. Los investigadores ignoraron los posibles efectos sobre la salud de las plantas y los parámetros del suelo. Sin embargo, estos factores deben estar vinculados al rendimiento.

La fertilización y el suministro de nutrientes deben tener siempre en cuenta el tipo de suelo. El calcio es el que mejor afecta a la estructura del suelo, pero el magnesio también desempeña un papel importante en función del tipo de suelo. Los excesos de potasio soluble y, sobre todo, de sodio tienen un efecto negativo en la estructura del suelo. Los factores que limitan el rendimiento en los ensayos fueron siempre la falta de suministro de nutrientes. En la agricultura ecológica, el nitrógeno suele ser también un factor limitante del rendimiento. La compactación del suelo también puede causar un menor rendimiento.