La certificación Naturland de las pesquerías del Lago Victoria en Tanzania, África Oriental, aporta una mayor calidad de vida a muchos lugareños.
Parece mar abierto, pero es el segundo lago de agua dulce más grande del mundo: El lago Victoria. Como mayor lago de África, limita con tres países: Uganda, Kenia y Tanzania. Este último es el hogar de la asesora de Naturland Anne Hessenland. Pues además de los temas del café y la agroforestería en Burundi, ella es también la persona de contacto para la pesca certificada por Naturland de la perca Victoria en África Oriental.
Este proyecto pionero nació en 2008, cuando los comerciantes y empresas locales del lago Victoria buscaban una certificadora que no sólo se responsabilizara de la pesca sostenible, sino también del compromiso social. Así, hace unos 13 años, nació este proyecto en el Lago Victoria con la actual GIZ, ANOVA (importador), Vicfish Ltd (hoy Supreme Perch) y Naturland. En el transcurso del mismo, la asociación ecológica elaboró las directrices para una pesca sostenible que siguen siendo válidas hoy en día.
"Con la certificación de algunas pesquerías en Tanzania, Naturland ha marcado una gran diferencia aquí con su trabajo duro y ha aportado más calidad de vida a la población local."
Al fin y al cabo, la sostenibilidad no sólo significa asegurar la población de peces, sino también apoyar a la gente de esta región. "Casi el 40 por ciento de las pesquerías del lago Victoria, en Tanzania, llevan el sello de Naturland", dice Anne Hessenland: "Pero el compromiso social alcanza aquí a toda la región. La certificación Naturland Wild Fish contribuye a mejorar la calidad de vida de las comunidades pesqueras y de toda la región. Además de agua potable limpia para todos y la disponibilidad de chalecos salvavidas para los barqueros, se ayuda a las esposas de los pescadores a acceder a un empleo remunerado, como la sastrería. Además, se invierte en educación. Hay que garantizar el acceso a una escuela a todos los niños en un radio de 5 kilómetros. Se educa a los adultos sobre la calidad del agua y se excavan nuevos pozos. Además, una clínica móvil proporciona regularmente a los habitantes de las islas pesqueras ayuda médica, vacunas y todo tipo de curas.
"El cambio climático ya se deja sentir. El aire es cada vez más cálido, los peces nadan en zonas más profundas. Esto dificulta la pesca y reduce las cantidades, lo que aumenta el precio."